lunes, 17 de diciembre de 2012

Penumbras.

Recuerdo que aquel día todo parecía más oscuro que de costumbre, mi habitación estaba en penumbra y el sol ya no emitía su luz, parecía que lo habían apagado. 'Fue bonito mientras duró', pensé. El ruido de la calle terminó por despertarme, miré al techo como tantas veces, creo que hasta mi almohada percibía la soledad ese día. '¿Dónde estás?, suspiré, '¿Por qué te has esfumado tan pronto?'.
Me tumbé de lado en la cama como cuando me hacías sonreír al despertar, decidí imaginar que estabas ahí y una sonrisa pequeña inundó mi cara y creo que le dio luz a la habitación. Habíamos pasado tantas noches de invierno y de verano en aquel lugar... Ahora sonrío al recordar las sensaciones de ese día en el que pensé que había perdido todo, en realidad creo que lo hice, perdí un cacho de mi. 
Ahora no me es tan fácil meter a alguien en la cama, no sonrío por sus caricias, ni consigo confiar en nadie. ¿Para que me tienen que hacer más daño? Sé que si me vieras me dirías que las murallas están hechas para derribarlas, también sé que tu lo harías ladrillo a ladrillo sin que me diera cuenta. Ese día fue el último de mis sonrisas de niña y el primero de abandonar ilusiones. 
Sé que hay alguien que usa la artillería pesada para tirar este muro, una persona que me llega a sacar una sonrisas sin demasiada dificultad... Quizá la culpa sea mía porque he olvidado como se quiere y he aprendido como se olvida. 

lunes, 10 de diciembre de 2012

Juguemos al ajedrez.

Aun no entiendo bien donde resuenan las sonrisas perdidas, aun no he comprendido quien es el culpable de ello. No sé si serán mis pocas ganas de todo o tus muchas ganas de olvidar, pero nadie dijo que este combate tuviese que acabar así, cada uno en una esquina con el labio partido. No sé bien si es boxeo o un pulso por ver quien hace más daño, me he aburrido de este juego, quiero empezar con el ajedrez donde los contrincantes se comen el uno al otro.
¿No sientes que falta una pieza fundamental en todo esto? Creo que el amor se nos ha escapado por la ventana, se ha llevado tus promesas y mis sonrisas. Nunca hemos jugado a querernos, nunca dijimos aquí empieza el reto, tan solo surgió. Somos la lluvia de un día de verano. Refrescantes y también fugaces.
Buena suerte en tu próxima partida, yo me he rendido.