sábado, 3 de octubre de 2015

Vienen a descubrirme el mundo y no se miran ni la punta de la nariz.

Estoy harta.
Llevo un día de mierda, uno horrible. Esos días que te levantas y no sabes ni por qué. Todo el día encerrada en casa, y cuando salgo es para discutir con la gente. La gota que ha colmado el vaso ha sido cuando, con toda mi simpatía, he ido a hablar con una persona (a la que no le tengo demasiado aprecio) y me ha llamado gorda en toda la cara. Con todas las letras, además.
El morro que tiene es poco, pero encima con aires de 'si estuvieras más delgada serías más feliz'. ¿PERDONA?
Primero, tu qué sabes lo feliz o infeliz que soy yo.
Segundo, qué haces metiéndote en mi vida.
Y, por último, mírate al espejo, que precisamente no eres un ejemplo para nadie.
No considero que nadie deba decirle a ninguna otra persona lo que debe o no hacer con su cuerpo, porque cada uno hacemos lo que nos viene en gana.
Me hace gracia este tipo de personas que vienen a decirte cómo tienes el cuerpo. He convivido con él 24 horas 7 días a la semana durante toda la vida, gracias por descubrirme cómo se formó el mundo.
Lo más cachondo de todo es que encima te dan consejos sobre como solucionarlo, ahí ya me dan ganas de aplaudirles en la cara.
Repito, nadie es quién para decirme qué hago o qué no con mi cuerpo. Si quiero adelgazar es cosa mía y si quiero engordar aún más, también.
Buenas noches.

No hay comentarios:

Publicar un comentario