martes, 22 de enero de 2013

Fotografías.

Lunes. 10:07 de la mañana. Abro solo un ojo ya que el otro está bloqueado al poner la parte izquierda de mi cara en la almohada, le miro, hoy es el quien está dormido. No sé si despertarle a besos o a base de pellizcos para devolverle los mordiscos en el cuello del día anterior, opto por lo primero comenzando a darle besitos en el hombro que tengo bastante cerca de la boca. Sigo mi camino hasta su oreja, haciendo una parada para repostar en el cuello.
Al llegar a la meta veo que tiene los ojos entreabiertos, arruga la nariz y no puedo evitar una risita al verle así. Hoy es él quien dice 'Mmm...', yo le doy los buenos días esta vez con palabras, de no haberlo hecho los besos podrían interpretarse como tal pero hoy me apetece hablar algo más. Le dejo solo en la cama, voy a la cocina (o al lado donde están los muebles de cocina, todo ocupa una misma habitación), preparo el desayuno: Tostadas, café, zumo y unas fresas que sobraron de hace dos días. Él tiene que ir a trabajar y yo me quedaré todo el día por aquí, arreglando la casa o simplemente pintando un poco, quizá lea un buen libro o vea algo en la televisión.
Pongo todo en la bandeja y se lo llevo a la cama, normalmente los días de diario yo hago esto mientras que los fines de semana es él quien me despierta con algo nuevo que desayunar. Se acomoda en la cama de tal manera que aunque sigue tumbado puede desayunar, y a la vez mirarme mientras como con él sentada en la cama. '¿Qué harás hoy?', me pregunta. Levanto los hombros, para después decir: 'No tengo rumbo, quizá salgo a andar, o quizá me quedo en la azotea hasta que vuelvas.'
Mi trabajo se basa en vender cuadros y en exponer fotografías, antes hacía muchas más fotos, pero hace cosa de dos meses que tengo olvidada mi cámara. Él, sin embargo, trabaja en una empresa importante donde le pagan bien y le cuidan mejor. Nunca se ha quejado de que yo no trabaje, le gustan mis cuadros y también las fotos, una de mis exposiciones se basó en él, aunque nadie sabía quien era, hice fotos de momentos nuestros sin que se nos viera la cara en ningún momento.
Medio termina su café al ver la hora que es, se viste corriendo y se marcha después de darme un beso. 'Ya estoy sola' digo en voz alta. Miro debajo de la cama, poco a poco consigo alcanzar la caja donde guardé las fotos, paso una a una sonriendo e incluso llorando. Es nostalgia, no por él, si no por las fotos. A él aun le conservo y le quiero aunque no se lo diga demasiado, sé que lo sabe.
Y ahí está mi foto favorita: Aparecemos sentados en la cama, él sin camiseta y con unos vaqueros, yo con un vestido blanco suelto. Me encuentro otra vez en ese momento, sentada sobre la cama pasando mis piernas por encima de las suyas, que cuelgan hasta el suelo, agarrada a su cuello, notando sus labios sobre mi cabeza mientras yo escondo mi cara en su pecho. Fue un momento tierno, me sentía una niña pequeña y así lo expliqué en la instantánea. Vuelvo al presente descubriendo que tengo una enorme sonrisa aparte de dos lágrimas cayendo por mis mejillas. Es el efecto que tiene en mi: sonrío y lloro.
Guardo las fotos de nuevo, prometiéndome una y otra vez que volveré a sacar la cámara a pasear mientras él está en casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario